miércoles, 17 de junio de 2015

VACUNAS

No hay duda científica de que las vacunas han salvado millones de vidas.

La OMS insta a la inmunización de niños de todo el planeta para evitar la proliferación de enfermedades. Y niega todos los peligros que se le achacan. Sin embargo, hay un pequeño porcentaje de la población que no vacuna a sus hijos, incluso los hay que están en contra de las vacunas. ¿Por qué? Estos son algunos de los argumentos que enarbolan sus detractores:
 1. Las vacunas causan autismo. "Falso. Este bulo procede de un estudio publicado en The Lancet, en 1998, y con el tiempo se demostró que era fraudulento y su autor fue expulsado del Colegio de Médicos británico. La revista retiró el artículo".
 2. Las vacunas tienen aluminio. "Verdad. Pero hay que contextualizarlo: las cantidades son tan bajas que el bebé recibe en sus primeros seis meses de vida más cantidad por el amamantamiento materno que por las vacunas". 
 3. Las vacunas tienen mercurio. "Falso. Antiguamente, como sucede con el aluminio, algunas llevaban minúsculas partículas, pero en España y en otros muchos países se eliminaron hace años porque las actuales no lo necesitan". 


 Los medios de comunicación están haciendo mucho mal a personas, sin suficiente cultura científica, y que hacen caso de ciertos bulos que inventan algunos que no tienen otra cosa que hacer. Solo hay que imaginarse que un enfermo de ébola no respete la cuarentena y decida salir del hospital antes de estar libre del virus. Una persona no vacunada, no solo puede infertarse sino que puede provocar que aparezca un brote de una enfermedad infecciosa (algunas mortales), y contagiar al resto. La vacunación debe ser obligatoria, igual que es permanecer en un hospital cuando se tiene una enfermedad infecciosa muy contagiosa, es un tema de salud pública no de salud individual.